El robo de una moto es un disgusto que no sale barato. Además de pasarlo mal, has perdido todo el ahorro que hiciste para comprarla.
Las posibilidades de recuperar un vehículo, salvo que el ratero quiera sólo «darse una vuelta», son escasas: frecuentemente se «despiezan» o desmontan a las pocas horas de efectuarse el robo.
Uno de los problemas con los seguros de robo viene de la diferenciación legal entre «robo» y «hurto». Aunque se usan como sinónimo, se trata de cosas diferentes. En el caso del hurto, tiende a haber un descuido por parte del asegurado, mientras que el robo se asocia al uso de la fuerza.
Dos ejemplos para que lo entiendas mejor:
- Si te dejas las llaves puestas, el depósito lleno y un fulano te birla la moto, eso es hurto, pues no ha habido «fuerza en las cosas o violencia en las personas».
- Si alguien te quita la moto a la fuerza mientras vas montado o coge tu moto -aparcada y sin llave-, se trata de robo, y el seguro responderá en las condiciones pactadas en tu póliza de seguros.
Los seguros de moto suelen diferenciar entre robo parcial y robo total de la moto, siendo los más abundantes los de robo total.
- Dentro del robo parcial, los seguros de moto pueden distinguir entre robo de accesorios de serie y no de serie. Los accesorios de serie serían partes de la moto que venían incluidas en ella cuando la comparaste, como el manillar, el asiento o las ruedas. Los accesorios no de serie son todo lo que se ha incorporado a la moto con posterioridad a su adquisición. A no ser que se hayan especificado en el contrato, los seguros de moto no cubren el robo de estos accesorios no de serie.
- La garantía de robo total es la más común, ya que es un robo que te sale mucho menos barato que el de un espejo retrovisor. El robo total te deja sin moto, pero si tienes un seguro de moto asegurado contra robo total serás indemnizado, por lo general, por el valor venal que la moto tenga en el momento del robo.
