¿Es necesario llegar a estas situaciones? Con ello lo único que aumenta es el número de personas que piensan que su razón de ser tiene más de fin recaudatorio que de mejorar realmente la seguridad vial. Y como ya no es necesario detener al infractor para proceder a la denuncia en ningún caso -una de las consecuencias de la reforma de la ley de tráfico- no nos queda otro remedio que aguantarnos… ¿O no?
Según las normas de la agrupación de Tráfico sobre los radares: ‘el control de velocidad debe estar autorizado por la Jefatura Provincial de Tráfico, siempre que sea posible se activarán los paneles de señalización variable en aquellos lugares que estén instalados o emplearán plantillas alfanuméricas a distancia no inferior a un km, teniendo en cuenta la infraestructura de la vía. […] La activación o empleo citado, será obligatorio cuando no se prevea la detención del vehículo para notificación de denuncia.[…] Bajo ningún concepto se situarán los vehículos escondidos. Lo que no impide que puedan estacionarse de manera que pasen desapercibidos como propios del cometido de control de radar.
Queda claro que lo visto es una práctica con claros fines recaudatorios, ya que no se informa en el momento de que se ha cometido una infracción, el supuesto espíritu de este tipo de radares para concienciar al conductor de que reduzca la velocidad. Además del engaño que supone para el resto de conductores y la falta de señalización.
Nuestra mejor defensa será siempre: «Respetar en todo momento los límites de velocidad».
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