Como cada año en octubre llega el momento de cambiar la hora. El domingo 25 a las tres de la madrugada se retrasará el reloj hasta las dos y el resultado es que dormirás una hora más. ¡Qué bien! Seguro que eso es lo que estás pensando, pero antes de celebrarlo, debes saber que este tipo de cambio de hora afectan a nuestro organismo más de lo que creemos.
Distintos estudios apuntan a que dormir una hora más no es tan bueno y que nuestro cuerpo tarda entre tres y cuatro días en asimilar estos cambios. Por eso mismo el lunes después del cambio horario debes tener especial cuidado en la carretera. Un estudio realizado en Finlandia en 2010 no encontró grandes cambios en el número de accidentes, pero sí que ese lunes será propicio para que haya más tráfico y aglomeraciones. Uno de los efectos de pasar al horario de invierno es que el domingo dormirás peor y que es fácil que mucha gente vaya tarde porque se le han pegado las sábanas.
La traducción es que lunes y con muchos tardones, la carretera tendrá algo más tráfico de lo normal. Por eso, conviene extremar la precaución. También debes tener más cuidado en el trabajo. Un estudio demostró que las personas con trabajos físicamente exigentes tienen más accidentes al inicio del horario de verano y de invierno. En concreto, la investigación de 2009 encontró que los mineros dormían una media de 40 minutos menos y esto aumentaba un 5,7% el número de accidentes.
¿No dormimos más con el cambio de hora?
El cambio horario de otoño atrasa la hora, de forma que el domingo de madrugada a las tres pasan a ser las dos. Esto quiere decir que dormimos una hora más, pero en este caso el efecto en nuestro cuerpo no es beneficioso. El motivo es lo que se produce en nuestro cuerpo un efecto parecido al del jet-lag ya que nuestro reloj biológico interno no se adapta tan rápido a estas pequeñas alteraciones horarias.
Es lo mismo que ocurre con quienes duermen más durante el fin de semana para recuperar las horas de sueño que han perdido durante la semana laboral. Distintos estudios afirman que se trata de una práctica contraproducente. Y es que el sueño no se recupera y este tipo de cambios pueden alterar el bioritmo y hacer que efectivamente nos sintamos más cansados.
Si quieres superar cuanto antes este trance del cambio de hora para adaptarse al horario de invierno lo primero que debes hacer es olvidarte de la siesta y también de las bebidas alcohólicas y otros elementos que te ayuden a conciliar el sueño. Tu cuerpo debe asumir esa hora de más por sí mismo.
Lo que sí puedes hacer es prepararlo todo para conciliar el sueño lo antes y lo mejor posible. Hacer ejercicio, aunque no justo antes de dormir, o evitar las cenas copiosas te ayudará a dormir mejor. Los expertos también aconsejan evitar el móvil o la tablet antes de acostarse.
Por qué se cambia la hora
Cada año se cambia la hora en primavera y en otoño para adaptarse al horario de invierno y de verano. El motivo es el ahorro de energía ya que según varios estudios, alargando o atrasando la hora se hace un mejor uso de la luz solar y por lo tanto se gasta menos electricidad.
Sin embargo, existen dudas al respecto y desde la propia Comisión Europea, la impulsora del cambio de hora, explican que el ahorro es relativamente pequeño, de en torno a un 0,5% sobre el consumo nacional.