Aunque suene a conjuro de Harry Potter, “bonus malus” son términos que describen el sistema de bonificaciones y penalizaciones en el mundo del seguro.
Habrás oído hasta la saciedad hablar de descuentos en la publicidad de seguros, si bien en estos anuncios no se explica que la cosa es algo más compleja, y es que los seguros no son como otros productos, y el precio de una póliza depende de muchos factores en los que la persona que lo contrata influye de una manera importante. En este caso, tenemos que hablar de Bonus Malus. Si presentas partes de accidente en los que apareces como culpable o eres propenso a las infracciones, la compañía de seguros subirá el precio de tu póliza al considerarte un conductor poco seguro. Se premia al buen conductor que no suele figurar como responsable de siniestros ni ha perpetrado infracciones. Un buen historial contará, por lo general, con una reducción del precio de la póliza. Dicha reducción se efectúa sobre la tarifa básica que se presupuestó en la anterior póliza. Lo normal suele ser un 5% o un 10% de descuento por cada doce meses sin parte, y en el mejor de los casos se puede llegar a un 40% o 60% (tras varios años, y si no cambiamos de modalidad y moto). Depende del tipo de seguro que tengas contratado, el “bonus” será distinto. En un seguro a terceros será menor que un seguro a todo riesgo. Hay que tener en cuenta que las bonificaciones no se aplican a toda la póliza, sino a las coberturas que has contratado. El precio del seguro incluye ese dinero que pagas por las coberturas, el que va al Consorcio de Compensación de Seguros y los impuestos. Tanto el Consorcio como los impuestos no admiten bonificaciones.